Fray Luis Amigó

Nuestro Fundador

FRAY LUIS AMIGÓ Y FERRER

Nació el 17 de octubre de 1854 en Masamagrell – Valencia (España) y fue bautizado con el nombre de José María Amigó y Ferrer. Hijo de Don Gaspar Amigó y Chulvi (abogado) y Genoveva Ferrer y Doset (ama de casa). Fueron siete los hijos de la Familia Amigó y Ferrer, siendo José María el número cuatro. Desde muy niño siente el llamado a la vida en consagración, por ello, jugaba a dar la Misa y siendo ya adolescente, junto con sus amigos, se forma en las Escuelas Pías, ejerciendo distintos tipos de apostolado como cuidado de enfermos, catequesis en zonas rurales, atención y evangelización a los presos; mostrando en cada acto misericordia y amor.

Siendo muy joven mueren sus padres, y aunque tenía otro hermano varón, el encargo de su madre en el lecho de muerte, le compromete a quedarse en casa al cuidado de sus hermanas menores. Por otro lado, la Ley secularista de Mendizábal había expulsado a todas las comunidades religiosas de España, de manera que su deseo de ser religioso se desvanecía, sin embargo, con el apoyo del Padre Francisco Pérez Montejano, quien se hace cargo de sus hermanas y le ayuda en su discernimiento vocacional puede irse a Bayona (Francia) para iniciar su vida de Fraile Franciscano en la Orden Capuchina.

Ya en Francia, dispone todo de sí para vivir la vida de Fraile Capuchino; toma el nombre de Fray Luis de Masamagrell. Continúa estudios eclesiásticos y se configura como discípulo de San Francisco de Asís. Después de un tiempo, es escogido, junto con otros Frailes, para refundar en España, tras la desamortización de la Ley de Mendizábal. Llega a Antequera, luego a Montehano, en la Provincia de Santander, en donde recibe su Ordenación Sacerdotal y ejerce su apostolado con seglares y con jóvenes en cárceles y presidios. Comienza allí a vislumbrar, bajo la iluminación del Espíritu Santo, la fundación de un grupo de hombres y mujeres que se dediquen a la atención de niños, niñas y jóvenes en dificultad.

Es trasladado a Valencia, a su natal Masamagrell, y allí materializa su deseo de cuidado a los más necesitados con la fundación de las Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, el 11 de mayo de 1885 -atendiendo enfermos y niñas desamparadas-, y los Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores, el 12 de abril de 1889 -con la atención a los jóvenes marginados por la sociedad-. Rápidamente la obra de las Terciarias y Terciarios Capuchinos se va expandiendo por España y fuera de ella, gracias a la tenacidad de los primeros Religiosos quienes fueron construyendo una Pedagogía y Espiritualidad fundamentada en las directrices y exhortaciones dadas por el Fundador.

En 1907, cuando Luis Amigó contaba con 52 años de edad, es nombrado Administrador Apostólico de Solsona, y en 1913, se le nombra como Obispo Titular de la Diócesis de Segorbe. En su ministerio como Obispo atiende las necesidades de su Grey; organiza el Seminario Diocesano, restaura Conventos, vela por los pobres y necesitados, pero sobretodo, da ejemplo de vida cristiana a los suyos. Aún en sus ocupaciones como Obispo, continúa acompañando sus dos Congregaciones Religiosas, dando aportes significativos para su fortalecimiento y crecimiento.

En 1934, a puertas de cumplir los 80 años de edad, y después de sufrir de Uremia, enfermedad que lo fue debilitando, es visitado por la Hermana Muerte el 1 de octubre de dicho año, en Godella-Valencia, en la Casa de sus Hijos Terciarios Capuchinos. Sus restos reposan en la Casa Asilo de Masamagrell de sus Hijas Terciarias Capuchinas en donde es visitado por todos los fieles devotos que desde ya le ven como un verdadero santo. Fue declarado Venerable el 13 de junio de 1992 por San Juan Pablo II y se encuentra en Proceso de Beatificación.

“Un joven que se educa es una generación que se salva”

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